martes, 30 de agosto de 2011

Ramón Mª del Valle-Inclán

 Ramón Mº del Valle-Inclán (1866 - 1936) 

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Nace en Villanueva de Arosa (Pontevedra). Su vida se desarrolla entre Galicia, Madrid e Hispanoamérica. Estudia Derecho, aunque no concluye la carrera. Muere en Santiago  de Compostela. Valle-Inclán fue un gran conversador, amigo de las respuestas fulminantes. Ideológicamente, evolucionó desde una postura tradicionalista a actitudes críticas y comprometidas.


 Obra 
Aunque nos centraremos en su obra dramática, se adentra también en la novela. Las Sonatas están consideradas como la mejor aportación del Modernismo en prosa. Son las memorias del marqués de Bradomín, un don Juan feo, católico y sentimental. Tirano Banderas (1926) es una novela de madurez, inspirada en la tiranía de los dictadores hispanoamericanos de la época.

El teatro de Valle se caracteriza por un constante esfuerzo  por renovar la escena española. Tanto es así que a varias de sus obras se les ha negado el valor de dramático, ligándolas a la narrativa: es el caso de las Comedias bárbaras. Salvo esas consideraciones, nos encontramos ante uno de los dramaturgos españoles más importantes. Su producción se inicia en 1899 con Cenizas y se cierra con La hija del capitán en 1927; en medio, un importante número de obras difícilmente clasificables. Se pueden constatar varias tendencias o ciclos:

- Ciclo del mito. Constituido por obras como Divinas palabras (1920) o la trilogía Comedias bárbaras, caracterizadas por un espacio gallego primitivo e intemporal, donde las pasiones humanas y las fuerzas irracionales están sometidas a un proceso de mitificación. 

- Ciclo de la farsa. En obras como La marquesa Rosalinda (1912) o Farsa y licencia de la reina castiza (1920) selecciona un espacio más estiliza y ridículo: jardines, rosas, cisnes, etc. Elementos propios del siglo XVIII.

Las obras finales de ambos ciclos suponen la llegada a su estética definitiva: el esperpento.

- Ciclo del esperpento. En este caso, el mecanismo no es la mitificación sino todo lo contrario, la desmitificación de la realidad, del presente vivo del escritor. Destacan Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y la hija del capitán (1927), publicadas bajo el título de Martes de carnaval.

La obra que abre el ciclo esperpéntico, Luces de bohemia (1920), gira en torno al último viaje de un "héroe trágico", el poeta Max Estrella, por un mundo indigno, injusto y vacío, como su compañero don Latino de Híspalis. Viaje aterrador y desgarrado por quince espacios madrileños que nada tienen de míticos o glorisos. Max no tiene otras armas para denunciar y luchar contra la realidad cobarde y deshumanizada que proponer el suicidio, la muerte. Paralelamente, Valle-Inclán se sirve de una estética deformante para reflejar la realidad. Todo vale - hasta la misma muerte - para violentar al público.

Sin duda, el ciclo del esperpento no es más que el final de un largo y fructífero camino de innovaciones que situó al teatro español en la vanguardia dramática europea pese a su escaso éxito comercial.

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