Luis Cernuda (1902 - 1963)
En la universidad de su ciudad natal, Sevilla, fue alumno de Pedro Salinas, quien le descubrió sus habilidades para la poesía. Molesto por la mala acogida de su primera publicación, se traslada a Madrid y después a Toulousse, donde trabajará como profesor. Partidario de la República, debió exiliarse en 1938. Viajará por Gran Bretaña y Estados Unidos, ejerce la docencia en varias universidades europeas y americanas. Muere en México.
Obra
La personalidad de Cernuda se caracteriza por una mezcla de soledad e hipersensibilidad, y por el eterno conflicto entre la realidad y el deseo. Sus principales influencias proceden tanto de autores románticos como de los clásicos españoles, en especial Garcilaso de la Vega. Se observa en él una voluntad de síntesis muy propia de la Generación del 27.
Su obra se basa en el contraste entre el deseo de realización personal y los límites impuestos por la realidad. Los temas más habituales son la soledad, el deseo de un mundo habitable y, sobre todo, el amor, ya exaltado, ya insatisfecho, ya prohibido.
Desde 1936, Cernuda reúne sus libros bajo un mismo título: La realidad y el deseo, que se va engrosando hasta su versión definitiva en 1964. Esta obra está formada por varios ciclos:
- Inicios. Aúna la poesía pura (Perfil del aire, 1924 - 1927) y la clásica, influida por Garcilaso (Égloga, elegía y oda, 1927 - 1928).
- Surrealismo. Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos(1931).
- Plenitud. Su obra capital es Donde habite el olvido (1932 - 1933), un libro desolado, triste y profundamente sincero con un lenguaje ya propio. En esta línea se sitúa Invocaciones a las gracias del mundo (1934 - 1935). Tres temas fundamentales encontrados en esta obra: la belleza de los cuerpos masculinos, el destino del artista y la filosofía de la soledad.
Después de la guerra continúa con su línea de depuración estilística y trata temas como el de la patria perdida, recordada con añoranza o rechazada. Persiste su amargura. De esta época es Desolación de la quimera (1956 - 1935), obra final en la que reafirma todo su pensamiento.
En prosa escribe Ocnos (1942), inolvidable evocación a Sevilla desde la distancia, y Variaciones sobre tema mexicano. Fue también un agudo crítico literario y reputado traductor de autores como Shakespeare.
Estilo
Posee Cernuda un estilo muy personal, alejado de las estéticas pasajeras. En sus inicios cultiva la poesía pura, el clasicismo y el Surrealismo, pero a partir de 1932 inicia un estilo propio, cada vez más sencillo (una sencillez elaborada), basado en un triple rechazo: de los ritmos muy marcados, de la rima, y del lenguaje brillante y sobrecargado de imagenes. Con este estilo el poeta desea acercarse al lenguaje hablado y al tono coloquial. Su influencia posterior, especialmente a partir de la generación de 1950, es enorme.
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Este poema que da título a la obra capital de Cernuda recoge otro de sus temas fundamentales: el olvido. Observa que parte del poema de Bécquer para reelaboralo según sus propias vivencias.
Donde habite el olvido
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, angel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que ojos frente a frente.
Donde pena y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en la niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
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